La Princesa Leonor, que se ha convertido en una militar más, acaparó todas las miradas durante su participación en el desfile de la Fiesta Nacional. Vestida con uniforme militar, dejó de ser llamada «la Princesa» y demostró su destreza y compromiso al realizar el saludo militar y cuadrarse durante el himno y la pasada de la bandera.
Durante todo el acto, su padre, el Rey Felipe VI, estuvo pendiente de ella, corrigiéndola y dándole consejos. Ambos estuvieron de pie durante el desfile y el Rey comentaba aspectos de lo que estaban viendo. Sin embargo, fue la Princesa Leonor la verdadera protagonista de la jornada.
Además de participar en el desfile, la Princesa acompañó a su padre en el homenaje a los caídos y emocionó a todos los presentes al cantar el himno «La muerte no es el final». Su actitud profesional y su compromiso con sus responsabilidades dejaron a todos impresionados.
Después del desfile, en el tradicional besamanos en el Palacio Real, Leonor saludó a los invitados junto a sus padres, luciendo un impecable uniforme de gala. A diferencia de su padre, la Princesa no se cambió de indumentaria y mantuvo su actitud profesional en todo momento.
Dentro de los salones, la Princesa estuvo acompañada por la Reina y tuvo la oportunidad de hablar con compañeros de la Academia y galardonados con los premios Princesa de Girona. Su debut en este acto fue destacado por su profesionalidad y por su capacidad para desenvolverse en un entorno tan importante y lleno de responsabilidades.
La Princesa Leonor ha demostrado una vez más su compromiso con sus deberes como miembro de la familia real y su preparación para asumir un papel de mayor relevancia en el futuro. Su debut como militar ha dejado claro que está preparada para enfrentar cualquier reto y ha dejado a todos con grandes expectativas sobre su futuro en la monarquía española.
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