El Banco Central Europeo, presidido por Christine Lagarde, ha dado a conocer su decisión sobre los tipos de interés sin sorpresas. Lagarde no contradice las expectativas y no ha mostrado un sesgo hawkish, lo que indica que no se prevén cambios en los tipos de interés en un futuro cercano.
Durante la reunión, no se debatió la posibilidad de recortar los tipos de interés. Esto puede ser interpretado como una señal de que el banco central está satisfecho con la situación actual de la economía.
En términos de inflación, se ha observado una mejora en la inflación subyacente, que excluye los efectos de la energía y la moderación de los márgenes. Sin embargo, la tasa general de inflación no ha repuntado tanto debido a estos factores. Se espera que la inflación continúe recortando en 2024.
El banco central también está vigilando el riesgo de interrupción en las cadenas de producción debido a la tensión geopolítica. Cualquier interrupción en estas cadenas podría tener un impacto negativo en la economía.
En cuanto al crecimiento económico, se espera un probable estancamiento en el cuarto trimestre. Sin embargo, hay señales de estabilización y recuperación, especialmente debido a la mejora de los salarios reales para 2024.
Por otro lado, se ha observado una ralentización en la demanda de trabajo, lo cual plantea riesgos sesgados a la baja. Sin embargo, las encuestas indican una visión esperanzadora, lo que podría contrarrestar estos riesgos.
En cuanto a la política monetaria, el banco central continúa con su postura expansiva. Aunque se ha observado una demanda de crédito a la baja, las condiciones crediticias son menos restrictivas y se ha registrado una ligera mejora en las dinámicas de crédito.
En el mercado financiero, los tramos cortos están volviendo a niveles anteriores, lo que indica una disminución en los TIRes y un aplanamiento de las pendientes. Esto puede ser interpretado como una señal de confianza en la economía y en la política monetaria del banco central.