Un tribunal francés absolvió el lunes a Air France y al fabricante Airbus de los cargos de asesinato por el accidente del vuelo 447 en 2009 entre Río de Janeiro y Brasil.
El accidente mató a 228 personas y provocó cambios en los procedimientos de seguridad aérea.
Cuando los jueces leyeron la decisión, se escuchó el llanto entre los familiares de las víctimas presentes en el tribunal. La absolución fue una derrota devastadora para las familias, que habían luchado durante 13 años para llevar el caso a juicio.
El panel de tres jueces concluyó que no había pruebas suficientes de un vínculo directo entre las decisiones de las empresas y el incidente. La investigación oficial concluyó que varios factores contribuyeron al accidente, incluido el error del piloto y la congelación de los sensores externos de la aeronave.
Dos meses de juicio dejaron a las familias enojadas y decepcionadas. Incluso la Procuraduría General de la República exigió una absolución, lo cual era inusual, citando la falta de pruebas suficientes de los delitos cometidos por las empresas.
La fiscalía atribuyó la mayor parte de la responsabilidad a los pilotos que murieron en el accidente. Los abogados de Airbus también culparon al error del piloto, mientras que Air France dijo que nunca se conocería la causa exacta del accidente.
Airbus y Air France se enfrentaban a multas de hasta 225.000 euros (219.000 dólares) cada uno si eran declarados culpables. La cantidad habría sido solo una fracción de sus ingresos anuales, pero la condena de dos grandes corporaciones habría tenido consecuencias en toda la industria de las aerolíneas.
Aunque el tribunal no encontró ninguna infracción penal por parte de las empresas, los jueces señalaron que Airbus y Air France tienen responsabilidad civil por lo sucedido y les ordenaron indemnizar a las familias de las víctimas. No fijó un número exacto, aunque publicó puntos de vista en septiembre para determinar.
Air France ya ha indemnizado a las familias de los fallecidos, que han venido de 33 países. Entre los demandantes había personas de diferentes partes del mundo, muchos de ellos de Brasil.
El A330-200 desapareció del radar en una tormenta sobre el Océano Atlántico el 1 de junio de 2009, con 216 pasajeros y 12 tripulantes a bordo. Llevó dos años encontrar el avión y sus grabadoras en el fondo del océano, a una profundidad de más de 4.000 metros (13.000 pies).
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