Las mujeres de estratos sociales más bajos tienen un mayor riesgo de sufrir covid persistente, según un estudio realizado por el Hospital Germans Trias i Pujol, IrsiCaixa y la Fundació Lluita contra les Infeccions. Este nuevo hallazgo revela la preocupante situación a la que se enfrentan muchas mujeres que se encuentran en situaciones socioeconómicas más desfavorecidas.
Lourdes Montero, residente de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) y de 48 años de edad, ha experimentado dificultades económicas debido al covid persistente que la ha dejado incapacitada para trabajar. Además de los síntomas más comunes de la enfermedad, como lagunas mentales, desorientación y bronquitis aguda, Montero también sufre de alergias, agotamiento, dificultad para tragar e incontinencia urinaria. Estos síntomas la han llevado a una depresión aguda.
La situación de salud de Montero también ha afectado su situación económica. Ha tenido dificultades para pagar su hipoteca y ha recibido amenazas de desahucio. Además, ha sufrido cortes de luz en su vivienda, lo que ha empeorado aún más su situación. Actualmente, espera recibir el ingreso mínimo vital para poder hacer frente a sus gastos básicos.
Rosa Viudez, de 47 años, es otra mujer que padece covid persistente y ha experimentado dificultades económicas. Fue despedida de su trabajo como teleoperadora debido a su enfermedad, lo que ha dejado su situación financiera en una situación precaria. Actualmente, vive con el subsidio del paro y comparte piso con otra persona para poder sobrevivir económicamente. Aunque tiene una hija de 17 años, no recibe ninguna ayuda familiar.
Tanto Montero como Viudez destacan la falta de perspectivas de futuro debido a su condición de salud y su situación económica precaria. Además de los problemas físicos y económicos, también resaltan los daños emocionales que les ha causado esta situación. Ambas mujeres se enfrentan a un futuro incierto y claman por una mayor atención y apoyo para las personas que sufren covid persistente en situaciones socioeconómicas desfavorables.
Este estudio y los casos de Montero y Viudez ponen de manifiesto la necesidad de abordar de manera urgente las consecuencias físicas, económicas y emocionales del covid persistente, especialmente en mujeres de estratos sociales más bajos. Es fundamental proporcionar recursos y apoyo adecuado a estas personas para que puedan hacer frente a los desafíos que se les presentan y tener una mejor calidad de vida.