La Unión Europea se prepara para hacer frente a la ira del campo antes de las próximas elecciones y diversos procesos electorales en varios estados miembros. La presión en las calles ha llegado a los despachos de la Comisión Europea, donde los 27 países buscan soluciones para calmar al sector primario.
Una de las medidas anunciadas es la flexibilidad en las políticas relacionadas con la Política Agrícola Común, así como una mayor restricción al levantamiento de aranceles para los productos agrícolas de Ucrania. Los agricultores del este de Europa han expresado su preocupación por la competitividad de los productos ucranianos, lo que llevó a una prohibición unilateral de su entrada en la UE.
Para evitar un exceso de importación, se establecerán nuevas salvaguardas que reactivarán aranceles en caso de superar ciertas cantidades importadas. A pesar de estas medidas, Francia ha expresado su descontento, considerando que el acuerdo alcanzado no es suficiente para proteger a sus agricultores.
A pesar de las limitaciones, la UE ha reafirmado su apoyo político y económico a Ucrania mediante la extensión de la supresión de aranceles. El objetivo es minimizar cualquier repercusión negativa en el mercado de los estados miembros más sensibles a la competencia extranjera.
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